En efecto, esta espléndida novela nos cuenta la historia de dos hombres, un boxeador venido a menos y en ocaso de su carrera y un cantante de tangos con cierto nombre en la capital, que son contratados para la fiesta de un pueblito chico del interior -Colonia Vela- organizada por los militares que controlan todo, con la venia de los poderosos del pueblo.
Dos personajes de antología, solitarios pero con una dignidad a toda prueba, que de a poco se van viendo envueltos en problemas con el mandamás del pueblo y los militares, que se sienten dueños de todo y cometen todos los abusos y atropellos propios de esa época (aquí en Chile y allá en Argentina). Muy bien narrada, se experimenta el miedo de la gente y la impunidad de las fuerzas armadas (al igual que acá, se veían como las salvadoras del país) que mataban y amedrentaban a cualquiera que osara pensar distinto.
Galván, el cantante, y Rocha, el boxeador, dos personas que debieran por sus oficios estar al margen de la política, se ven inmersos en un mundo autoritario y brutalmente dictatorial que casi les cuesta la vida. Impactante es la entrevista de Galván con el militar de más rango, quien le dice que abandone la ciudad debido a sus negros antecedentes que constaban en una carpeta llegada de la capital, lo que sorprende sobremanera a Galván, tan ajeno a todo eso, situación que debió ser una escena tantas veces repetidas en la realidad, con las injustas acusaciones y exoneraciones de opositores a los regímenes dictatoriales sudamericanos.
No me extraña para nada el comportamiento de los que ostentan el poder, aquí y allá y en cualquier parte contra los más desprotegidos, siempre es igual abusan tienen carta blanca para eso se valen del fin que justifica sus medios.
ResponderEliminar